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El Partido Popular coloca a venezolanos como candidatos a las elecciones europeas.

Leopoldo López Gil, padre del dirigente político venezolano Leopoldo López, fue recibido en España hace unos años y se le dio asilo político. Posteriormente, Mariano Rajoy le regaló la nacionalidad española. Y, ahora, Leopoldo López Gil concurre como candidato a las elecciones europeas por el PP. ¡Esto es el colmo!

Su esposa y su hijo cometieron presuntamente corrupción en la estatal venezolana Petróleos de Venezuela (PDVSA) en la llamada cuarta República venezolana. Al PP no le bastan sus corruptos: ahora los importa de Venezuela.

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El suicidio de Janet Kelly. Primera parte: la huelga petrolera.

Creo que fue en 2002, creo que ese fue el año de la muerte de Janet Kelly. Pero, un momento, si mal no recuerdo la huelga general llegó hasta principios de 2003. Entonces pienso que la muerte de Janet Kelly pudo haber ocurrido en 2003. No tengo aquí (en mi exilio voluntario) en este espacio que ocupo temporalmente material alguno para investigar la fecha correcta. Escribo desde un ordenador mas he perdido la conexión a internet que robaba del vecino. No tengo acceso a la red, por lo tanto. Una consulta rápida en google sería suficiente para encontrar la fecha exacta del suicidio, porque fue suicidio el de la Kelly –como se la nombraba  en su entorno. No quiero repetir que esto es ficción (¿lo es?) y la fecha exacta no es necesaria. Tampoco tengo los 2000 libros que, más o menos, formaban mi biblioteca personal, ni mi enorme hemeroteca (cientos de carpetas llenas de recortes de periódicos, revistas) que hacia el año 92 comenzó a ser enriquecida por la suma de docenas de diskettes llenos de información digital ni mis montañas de papeles con información de todo tipo. Estaba a punto de hablar también de mi colección de CD, cintas y acetatos –robado todo junto con mi equipo fotográfico y los negativos de toda mi vida por los Círculos Bolivarianos de Chávez en Valencia, Estado Carabobo. No quería hablar de esto pues este tema pertenece, de forma explícita, a otro capítulo. Ya lo he mencionado, creo. Pero implícitamente recorre toda la obra. Este libro tercero (que ahora creo tendrá una segunda parte) y los otros tres. Es inevitable que hable de ello pues esta novela no sería posible sin la pérdida, atroz, de mi biblioteca –sobre todo. Yo escribo esta novela obligada. Me lo ordena un imperativo. Me he convertido en novelista (en realidad soy poeta suicida) a raíz de la pérdida de mi biblioteca. Si no escribo este cuarteto de novelas (un propósito verdaderamente titánico) estaría obligada a suicidarme. No tengo otra salida. Tampoco quiero otra salida.

Escribo este testimonio desde Europa dentro de una situación de pobreza y en un otoño invernal sin calefacción. Este año a Europa la recorre una ola de frío. Es duro y amargo el aprendizaje (pero fructífero) para alguien nacido y criado en la abundancia de una tropical Caracas sin estaciones y con un sol que nunca le ha sido mezquino y que siempre ha brillado con generosidad, inmerecida por los habitantes de los muchos valles y cerros que forman la Gran CARACAS de hoy en día. Una ciudad donde robaron y destruyeron también mis diarios, mi correspondencia, mis fotos (lo que había sido “mi vida en fotos”), obras inéditas de todo tipo y perdidas para siempre. Una vida entera, diferente, valiosísima (la revolución mata la humildad, nos permite la vanidad cuando ya nada nos queda). Mis pequeñas obras de arte, mis relojes de colección, mis linternas suizas, mis navajas suizas también (coleccionaba muchas cosas), mis cositas –como las llamaba yo. No me importa el valor monetario. Tal vez hubiera podido quedarme en Venezuela si, al menos, se hubiese salvado la biblioteca. Hay que huir siempre de cualquier lugar donde te hayan despojado de tus libros, de tus escritos. De tus cositas. Mi pisito era aquel lugar lejos del asco que buscaba en alguno de mis poemas del año 89 o 90 y que –imperfecto- habitaba a finales del siglo pasado. Mis plumas. Ahora recuerdo mis plumas. También las coleccionaba. Y mecheros. También mecheros. Pero lo realmente grave fue la pérdida de la biblioteca. Encendedores. Ya me he habituado a los móviles, ordenadores, coches. Celulares, computadoras, carros. La idea de un lugar lejos del asco me la regaló sin saberlo Eduardo Castellanos –en uno de sus poemas en una antología de 1997 (si recuerdo bien) donde también estoy publicada yo. Las cajas de Lectura…

Después de los hechos sucedidos en 2002 (que ya relaté) y que han pasado a la Historia como “un golpe de Estado contra Hugo Chávez”, después, pero ese mismo año, “hicimos” la huelga petrolera, prácticamente una huelga general. La huelga llegó a diciembre y alcanzó a enero. El régimen la fue desmantelando paso a paso, violando todas las leyes del país. Al desmantelarla se desmontaba también el país. La cumbre del desmantelamiento fue la destrucción de PDVSA, Petróleos de Venezuela, S.A. La empresa más grande del país, entonces. Y, para la época, incluida entre las 10 multinacionales más “grandes” del mundo. Uno a uno, Chávez él mismo despidió a todos los empleados de La Industria –como la conocíamos los venezolanos. Comenzó por los cargos más altos y –contra todo pronóstico- se cargó también técnicos medios y obreros. Como ya es costumbre, les advierto que sucedieron más cosas. Pero esto no es un libro de Historia ni una investigación periodística. Esto es, como ya les dije, ficción. Tan sólo los datos son reales. Y Janet Kelly sí se suicidó. Y fue una lástima. Por lo menos para mí. Había sido mi profesora en el IESA y le tenía aprecio.

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