Minneapolis (1)

El idioma equivocado

Muchas veces pensé que había nacido en el país equivocado. Casi siempre lo pensé. Y así es. Cuando me vine a vivir a España lo hice porque tenía la nacionalidad, no por convicción. Siempre supe que España, el país de mis padres, también era el país equivocado. Hace algunos años pensé que debía escribir en otro idioma que no el materno. Hoy sé definitivamente que nací en el idioma equivocado. Nada en este idioma me saldrá bien. Este idioma condena mi literatura al ostracismo.

(Continuará)

Primer poema de mi libro, publicado en agosto de 2015.

Paris, SacréCoeur _{(Los hechos reales sucedieron en Notre Dame.)}

 

Si bien Vasconcelos

no fue la última esperanza

para México

lo fue para Antonieta

quien cruzó el Atlántico

sólo para situarse a la entrada del sagrado recinto

atravesarlo

y profanarlo

con su suicidio

Retazos de una historia de amor (1) De La Novela …

En tu ático al sur de Madrid la vida se tornaba leve. Y yo me convencía cada día más que todo había sucedido para encontrarte justo esa primavera. Todas mis ambiciones habían quedado truncadas, mi vida deshecha. Y de repente estaba sentada frente a otro planteamiento de vida. Tú me ofrecías una vida para el amor. La ciencia, la literatura, el arte, la política, el país; todo formaba parte de otros planteamientos que fueron abandonados motu propio o forzadamente. Ambiciones difíciles, trabajosas, sacrificadas, responsables, daban paso a una oferta para mí inédita. Yo nunca fui fácil. Mis demandas solían ser titánicas. Mis metas casi inalcanzables. No admitía la levedad. Tu oferta era terciopelo. Y la acepté. Pues el pasado se iba acomodando sólo dentro de mi cabeza. A ratos era feliz. Cosa insólita. No creas, te lo agradezco. Aun teniendo en perspectiva tus bajezas posteriores. Siempre agradezco la belleza. Y soy ya muy mayor, muy grande, para pretenderla sin lado oscuro.

El suicidio de Carlos Rangel. Segunda parte.

Carlos Rangel ha sido el único venezolano el único latinoamericano que ha escrito y descrito la verdadera Latinoamérica. Un intelectual de una sola pieza. Cabal. De pies a cabeza. Sus análisis impecables e implacables lo convirtieron en el blanco de toda la izquierda no pensante latinoamericana. Carlos Rangel ha sido el único que ha escrito LA VERDAD. Una verdad irrefutable. Es el autor del clásico de la politología latinoamericana Del buen salvaje al buen revolucionario (la primera edición data de 1976). Libro lúcido y valiente. Producto de la investigación científica seria y libre de prejuicios. Esta es su obra más reputada. Por supuesto, Venezuela ya no re-edita la obra de Carlos Rangel. Sin duda se habrá convertido post mortem en un contra-revolucionario. Afortunadamente esta obra ha sido re-editada recientemente en España. E imagino que también estará (o debería estar) en el catálogo de El Fondo de Cultura Económica, la prestigiosa editorial del Estado mexicano.

Carlos Rangel es a Eduardo Galeano lo que el ensayo culto, valiente, analítico, inteligente y desprejuiciado es al panfleto. Lamento que el panfleto sea más conocido. Suele suceder. Siempre sucede. Por cierto, la única vez que fui a casa de Rodrigo observé en su habitación un cartel un poster gigante del Che Guevara, la eterna foto de Korda. Entonces supe por qué calificó de “hijo de puta” a Carlos Rangel. Su habitación estaba repleta de todo lo que un “niño” de 25 años pueda soñar: minicomponente, ordenador, una pecera gigantesca. Todo lujo. Poco tiempo después de los saqueos caraqueños del año 89, Rodrigo y su madre “huyeron” despavoridos y se instalaron en Madrid. Me pregunto si llevaban en el equipaje la fotito de Korda…

El suicidio de Carlos Rangel. Primera parte.

El tercer suicidio (que en realidad es el primero y hubo más) ocurrió en febrero de 1988 (nuevamente las fechas provienen de mi cabeza, de mi memoria personal, pero qué importa; esto es ficción). Un día de febrero de 1988, cuando yo cursaba mi segundo trimestre de estudios en el IESA, sobre las 7 de la mañana y tomándome el primer café del día en el cafetín de esa institución Rodrigo, un compañero de estudios cuyo apellido he olvidado y que vive ahora en Madrid, me comentó con sorna: hoy murió un hijo de puta. Hoy murió un hijo de puta. Esa frase la subrayé con la intención en el futuro de comprender por qué Rodrigo (que no era del todo imbécil) calificaba de hijo de puta a Carlos Rangel cuando me enteré que el muerto, el suicida era él. Sofía Ímber, La Señora del Arte en Venezuela, la mecenas de TODO, la fundadora de EL MUSEO, personaje y personalidad clave en la Historia de la segunda mitad del siglo XX venezolano sobre todo de LA CULTURA y su “manejo” , esposa de Carlos Rangel, fue la mayor interesada en ocultar su suicidio. Carlos Rangel y su mujer, Sofía, conducían temprano por las mañanas, un programa de entrevistas de gran calidad en la televisión: Buenos Días, con Carlos y Sofía. Esa mañana, fatídica, diría un narrador de página roja, Sofía apareció sola ante los micrófonos con su entrevistado del día. Ella era lo que ahora llaman un workalcoholic. Una fanática del trabajo y de la puntualidad. El cadáver de Carlos –caliente e insepulto- mientras Sofía cumplía con su entrevista diaria. La actitud de Sofía Ímber a lo largo de ese día y las jornadas posteriores fue el verdadero escándalo, más que el suicidio de Carlos. La muerte de Carlos Rangel fue oficialmente debida (no lo recuerdo exactamente) a posiblemente “una larga y penosa enfermedad” … inexistente. Pero desde un primer momento la verdad corría por las calles de Caracas: Carlos Rangel se ha suicidado. Lo hizo en un cuartucho de su casa que estaba lleno de torres de periódicos (él también tenía su hemeroteca personal, privada). Esto acalló el ruido del disparo. Lo encontró su hijo (de un matrimonio anterior). Se extrañaron porque no bajaba a desayunar y el hijo subió a buscarlo. Sofía supo la noticia, miró el reloj y dijo: tengo que ir al programa. A Don Arturo Uslar Pietri, intelectual y escritor venezolano, reconocido por su forma reservada de ser que incluía no mostrar jamás sus sentimientos se le notó –pese a él mismo- horrorizado. Por la actitud de Sofía –claro. Sofía Ímber tuvo como primer marido al malogrado y también escritor venezolano Guillermo Meneses a quien abandonó cuando quedó enfermo en silla de ruedas para convertirse en amante de Carlos Rangel –que en ese momento era un hombre casado. Pero esto puede parecer lo que no es. Sofía Ímber no es un personaje deleznable del todo. Pero no es este su momento. Ella jamás se suicidaría y este es un capítulo de suicidas. En 1994 salió a la luz pública una biografía no autorizada de Sofía Ímber escrita por la periodista y poeta venezolana de origen judío-alemán M.K. Fue en ese momento cuando nos enteramos que Carlos Rangel se había pegado un tiro. La biografía era editada por Grijalbo pero no duró ni un día en las librerías pues la Guardia Nacional (un componente de las entonces Fuerzas Armadas venezolanas) procedió a requisar todos los ejemplares. Tal era el poder de Sofía Ímber. Yo me hice con un ejemplar, no obstante. Por supuesto, Chávez, más temprano que tarde, se ocupó de reducir a Sofía y convertirla en una viejecita anónima para los nuevos venezolanos y despojada de todo poder. M.K. –autora de aquel famoso verso que ya anticipaba nuestro final, fuimos la moda y ya pasamos– fue perseguida sistemáticamente por la señora Ímber. Perdió su empleo como periodista en El Diario de Caracas, sufrió acoso policial y anónimo en su propia casa; se volvió loca. Sofía Ímber la destrozó a causa de aquella biografía. Hace muchos años que desconozco la situación de M.K. (Nota 2015: MK apareció de nuevo en 2011 por YouTube –para sorpresa de unos cuantos). Estuvo internada en sanatorios y bajo medicación. Es muy buena poeta. Nunca la conocí personalmente. Deseo que esté viva y recuperada. Ya todos fuimos la moda y ya pasamos incluyendo a la todopoderosa Sofía. Es la historia de nuestro país. Ahora otros comenten los desmanes. Otros son la moda. Pero estos son algo más que poderosos; estos son asesinos, criminales. (Nota 2015: En cuanto a MK y sus desmanes hacia mi persona: queda de ella)

Un párrafo (1) de CARACAS – VIGO, la novela inacabada.

Javier y Juan entraron sólo una vez en mi habitación donde se hallaban guardados mis cahiers. Qué son todos esos cuadernos negros tan grandes que hay por todos lados –preguntó Javier, sin demasiada curiosidad. Son mis diarios. Diarios –exclamó Javier- para qué. Para facilitar la labor a mis biógrafos –fue mi respuesta. Javier reía como ante un chiste muy ocurrente. Yo acompañé su risa. Juan sonrió tímidamente. Nos habíamos conocido hace poco. Javier lo conoció en el Instituto Goethe de Caracas y lo convirtió en su amante. La antipatía entre nosotros fue mutua e instantánea. Javier nunca lo notó. La media sonrisa que Juan trató de evitar no fue una sorpresa. Desde el comienzo supe que ese pintor más que mediocre era un tío muy inteligente, culto y sobretodo sensible, hipersensible. Pero una lesbiana tan poco elegante como yo y un maricón tan discreto como él no podríamos nunca haber sido amigos. Es una lástima. Sé que compartimos ideas, sensibilidades, inteligencia. Había mucho más en común entre Juan y yo que lo que Javier y yo podríamos compartir. Pero el amor lo pervierte todo y nos quita la razón. El deseo suele ser más poderoso que cualquier causa. Así que dos tipos tan distintos como ellos permanecieron juntos. Tanta disciplina para ilustrarnos, educarnos; tantas represiones para hacernos civilizados; tanta lucha para metas tan preciadas como difíciles. Para que el olor de tu amante lo aniquile todo. Yo que llegué a pensar que comandaba mi propia vida.

La portada definitiva del libro.

Aforismo del 2 de noviembre de 2014

Me aflige la pena más honda. El mayor de los dolores. Algo que nadie puede siquiera imaginar.
Fui a Granada no por su belleza sino por mi afán por comprender el por qué durante tantos años sus tierras se cubrieron de sangre. Quise contemplar la ambición de una cultura simbolizada por La Alhambra y la ambición de una Reina por conquistarla. Pero digo y lo juro que mi dolor es más grande, mucho más grande, que el imperio edificado por Castilla.
Yo no viajo por placer. Fue un viaje de estudios. Yo no tengo hobbies. Yo todo lo hago en serio.
Nunca pretendí sentirme mejor después de mis días granadinos. Hace mucho perdí las esperanzas, cualquier esperanza. Lo que sí sabía era que si no iba aceleraría mi fin. Tan sólo compré un poco de tiempo.

Los aforismos del 26 de septiembre (dictados desde la psique) …

La vida se me escapa … Peor … Se convierte en terror … en miedo … Nadie ha sentido nunca tanto miedo. Sólo se me acercan las telarañas. Bastan las redes para asfixiarme justo lo necesario para no matarme para que no deje de respirar para que siga latiendo el corazón No hace falta el animal. Aquel que me daría vida.

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Yo soy poeta. Poeta suicida. Yo lo percibo todo. Aun si el mundo estuviese muerto yo lo percibiría todo.

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Los muertos se regocijan. Sus rostros vomitivos tienen el amago de sonrisa de la maldad más pura. El otoño les ofrece el inmenso placer de ver morir a los que aún muertos siempre seguiremos vivos … eso sí … para cargar por los siglos de los siglos con todo el asco del mundo … Este frío ya es el frío … Los colores del otoño tan sólo muestran la belleza infinita del dolor y la inmensa calidad del miedo …